Catálogos vacíos

Wonne Ickx
LIGA /Arquitectura Expuesta, Park Books, 2017

En los últimos años ha surgido un interés sin precedentes por el estudio de las xposiciones de arquitectura. Se le han dedicado números enteros de revistas y libros al tema, se han organizado congresos internacionales y más y más instituciones ofrecen maestrías o diplomados que establecen vínculos entre la elaboración de exposiciones y la arquitectura.

Al mismo tiempo, académicos, directores de museos y curadores han puesto énfasis en la importancia de las muestras para la historia de la arquitectura.[1] A lo largo de las últimas décadas, la curaduría y exposición de arquitectura se ha convertido, sin duda, en una disciplina autónoma.

La historiadora Eve Blau escribió lo siguiente sobre la naturaleza específica de las exposiciones de arquitectura: “La información y las ideas sobre arquitectura se presentan y se dilucidan de formas muy distintas en el espacio de la galería de exposición que en el texto escrito de un libro. Esto no es sólo porque la exposición depende en mayor medida de imágenes que de palabras, sino también porque presenta los materiales de manera visual y construye su argumento de manera espacial —por montaje más que por explicación, y a través de relaciones de proximidad, yuxtaposición, contingencia, extrañamiento, etcétera, que son esencialmente espaciales”.[2]

Por lo tanto, estudiar muestras de arquitectura pasadas no es una tarea fácil. De hecho, es especialmente difícil recomponer sus características espaciales: en general persiste una escasez de fotografías que muestren vistas generales de las exposiciones, planos y elevaciones de proyectos. Ya no digamos algún tipo de registro del sonido, la luz y las instalaciones multimedia. Si en realidad creemos que las exposiciones son más que sólo libros espacializados, hacerse una idea de los espacios, los recorridos y las perspectivas, así como de las experiencias museográficas que los visitantes estaban viviendo, es crucial para entender la escena de las muestras pasadas. Un buen punto de partida, podríamos pensar, sería consultar la documentación oficial del evento: el catálogo. Desafortunadamente, en general los catálogos de exposiciones no nos llevan más lejos de una revisión factual del contenido de la muestra, una introducción del curador y algún ensayo u observaciones adicionales.

Por tomar un ejemplo que tengo a la mano en mi librero: el pesado catálogo publicado en 1989 para acompañar a la ambiciosa exposición “Arquitectura y su imagen”[3] del Centro Canadiense de Arquitectura (Canadian Center for Architecture, CCA). La exposición se presentó para celebrar el décimo aniversario de la institución y la apertura de su nueva sede que estaba recién construida. El catálogo, de 370 páginas, comienza con una serie de ensayos largos y luego, en la segunda parte, sigue “el catálogo” propiamente dicho, que muestra los artefactos, dibujos e imágenes de la exposición, claramente divididos en los tres mismos capítulos que constituyen la muestra. Aunque este catálogo y la exposición son incidentalmente también de Eve Blau, en colaboración con Edward Kaufman, en el extenso volumen no hay ningún rastro, en absoluto, de la “experiencia visual” y los “argumentos espaciales” antes mencionados. El catálogo aquí reproduce simplemente su esencia etimológica: un kata-logos o “cuenta completa”, una lista, un registro.

Los catálogos, la contraparte duradera de la efímera exposición arquitectónica, en efecto se quedan cortos si deseamos reconstruir las relaciones, esencialmente espaciales, de proximidad, yuxtaposición, contingencia y extrañamiento explicadas por Blau. Como punto de partida, existe el problema práctico de que muchos catálogos comprehensivos están planeados para ser impresos y listos para distribución el día de la inauguración de la muestra y, por lo tanto, simplemente no pueden incluir fotografías de las salas de exposición terminadas. Para permitir una cierta flexibilidad en el montaje de exposición y en los cambios de última hora, los catálogos rara vez aportan información espacial, como planos, alzados o aspectos detallados del diseño de la exposición. Con suerte podemos encontrar estos dibujos brevemente reseñados en una monografía sobre el arquitecto o diseñador a cargo. En el mejor de los casos podríamos rearmar un mapa espacial de estas exposiciones al combinar las diferentes fuentes: imágenes, dibujos y texto pero, en general, la reconstrucción de la distribución espacial de exposiciones pasadas es un hueso duro de roer. Estudiar exposiciones a través de sus catálogos es similar a analizar un filme sin ver la película.

Los catálogos de exposiciones contemporáneas parecen haber comprendido este problema. Si tomamos, por ejemplo, como contraparte del caso anterior, el último catálogo del CCA que tengo en mi mesa de trabajo, notamos una aproximación completamente distinta. El libro AP164: Ábalos & Herreros[4]  es un catálogo que documenta tres pequeñas muestras consecutivas, basado en los archivos de Iñaki Ábalos y Juan Herreros, donados recientemente al CCA. Forma parte de la “Out of the Box Series”, un proyecto en curso del CCA en el cual se presenta al público material nuevo adquirido por la institución mediante un programa de investigación abierto que deconstruye las nociones de catalogación, investigación y exposición en un solo gesto. En este caso es Giovanna Borassi quien lleva el proceso y selecciona tres equipos curatoriales (Office KGDVS, Juan José Castellon y SO-IL) para examinar el nuevo material. Sin entrar demasiado en el formato de la exposición o en las propuestas curatoriales específicas, podemos observar cambios notables en el contenido y la estructura del catálogo. Por ejemplo, la distribución espacial de la muestra desempeña un papel fundamental: la sala octagonal en la que se realizó la exposición es retratada cuidadosamente, comenzando con una toma de la sala de entrada. Estas vistas de la exposición son las únicas imágenes impresas a doble página en el libro, ilustrando la importancia de la experiencia espacial de la exposición. En el caso de SO-IL hay incluso un dibujo detallado del patrón de la alfombra que diseñaron para la exposición. En segundo lugar, los curadores aparecen: ataviados con guantes blancos, encogidos sobre sus laptops, recobrando objetos de unas cajas de madera, examinando diapositivas con lentes de aumento y escuchando listas de reproducción encontradas. Todo el proceso se documenta (desde la apertura inicial de las cajas, los folders y los archivos, hasta el momento en que los sujetos mismos —Iñaki Ábalos y Juan Herreros— visitan la muestra y participan en las mesas redondas de discusión). Inclusive el fotógrafo es fotografiado.

Aunque la comparación no se justifica del todo (las dos exposiciones tienen diferentes objetos, ambiciones y metas) claramente ilustra un cambio de actitud respecto de la conceptualización, producción y documentación de exposiciones a través de los catálogos. Ejemplifica un cambio que parte del concepto de “índice de obras” y evoluciona hacia un proceso de creación de exposiciones: de una atención concentrada en la indexación de materia prima hacia la completa experiencia de la muestra como proceso de investigación. Los catálogos contemporáneos, como el mencionado aquí arriba, llenan las lagunas que dejan las publicaciones tradicionales y reconocen la importancia de la exposición como un constructo espacial, subrayando la necesidad de que sean documentadas como tales.

 

Notas:

[1] Por ejemplo: “Es mi opinión que las exposiciones, en los más diversos formatos, han sido un instrumento vital para hacer avanzar algunos de los mayores rasgos de la arquitectura moderna desde la Ilustración, facilitando el surgimiento de un discurso crítico sobre el carácter público y las responsabilidades de la arquitectura…”, Barry Bergdoll, “Out of Site/In Plain View: On the Origins and Actuality of the Architecture Exhibition”, en Exhibiting Architecture: A Paradox?, Eeva-Liisa Pelkonen (ed.), New Haven, YSOA, 2015, p. 14.

[2] Eve Blau, “Reviewing Architectural Exhibitions, Exhibiting Ideas”, en JSAH, vol. 57 (septiembre de 1998), núm. 3, p. 256.

[3] Eve Blau y Edward Kaufman (eds.), Architecture and Its Image: Four Centuries of Architectural Representation, Montreal y Cambridge, Mass., CCA/The MIT Press, 1989.

[4] AP164: Ábalos & Herreros. Selección de Kersten Geers y David Van Severen, Juan José Castellón González, Florian Idenburg y Jing Liu, con una interpretación fotográfica de Stefano Graziani, Montreal-Zurich, Canadian Center for Architecture + Park Books, 2016.

Imágenes:

  1. Architecture and Its Image: Four Centuries of Architectural Representation, 1989.
  2. AP164: Ábalos & Herreros, 2016.

 

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